Como "Actividad Paranormal" afectó mi manera de ver el cine de Terror.

 La primera vez que vi "Actividad Paranormal" me oriné del miedo, literalmente. Yo todavía era niño y aún no tenía internet, por lo que nunca supe que algo así podría existir. La última película de terror que había visto, antes de esa, era la primera de "El Aro" en televisión abierta, cuando quise hacerme el valiente una madrugada y me obligué a terminarla. Para mi fortuna, no me asustó tanto como creí, así que cuando acabó, me sentí inmune hacia el terror. Hasta que un día mi madre trajo una caja de DVDs que alguna persona carente de necesidades botó en su trabajo. La mayoría estaban sueltos, sin estuche ni nombre, por lo que después de revisar y etiquetar muchos de ellos, nos encontramos con uno marcado en tinta indeleble que decía “Paranormal Activity”. Cuando lo colocamos en el DVD, por alguna razón el aparato se detuvo, así que lo apagamos y lo volvimos a encender para probar de nuevo (una práctica bastante común para nosotros en ese entonces). Por fortuna, esta segunda vez salió mejor, o peor, porque lo único que vimos fue una pantalla en negro con solo tres opciones: "Play", "Lenguaje", "Escenas". No había título, diseño o imágenes decorativas; solo un fondo negro con letras blancas al centro. Después de analizarlo un poco, presionamos Play y la película empezó sin ninguna presentación de por medio, salvo más texto blanco explicando, ligeramente, el contexto de los metrajes. Durante casi una hora y media nos quedamos pegados al televisor sin saber cómo es que ese disco había llegado hasta nosotros. ¿Quiénes eran las personas en esos videos? ¿Era un caso real? ¿Qué pasó después? ¿Alguien sabe que tenemos ese DVD? Demasiadas preguntas para un pequeño Pier que, por primera vez, estaba experimentando algo conocido como: “me dan miedo las películas de terror”. Mi familia y yo siempre tuvimos la costumbre de comentar las películas después de terminarlas para estar más conscientes de lo que hemos visto y para saber si realmente lo entendimos. En esta película, en particular, volvimos a reproducirla para detenernos en escenas exactas y estudiarlas, pensando qué pudo haber pasado en ese momento y cómo podríamos descubrir si era real o falso. La primera pista era obvia, claro, para empezar, la película no estaría doblada al español si fuera real, pero en ese momento no pensamos en eso, así que concluimos que no teníamos ni idea. Era la primera vez que veíamos una película como esa, sin aparentes efectos falsos, sin escenarios decorados para hacerlos tenebrosos, sin música ruidosa con deseos de provocarte miedo; solo una pareja en su casa grabando todo lo que pasaban dentro. Los siguientes días comencé a ver la casa de diferente manera; me quedaba quieto en la cocina esperando a que algo se moviera o hiciera ruido. A veces, cuando estaba solo, desafiaba a los espíritus, pidiéndoles que se manifestaran si alguno estaba cerca. Otras veces, me echaba a llorar porque no podía escapar de la oscuridad. Realmente estaba asustado en mi propia casa creyendo que en cualquier momento algo como en esa película pudiera suceder. Hasta que, con el objetivo de enfrentar mis miedos, fui a una cabina, alquilé 3 horas e investigué todo lo posible sobre la película y, para mi fortuna, descubrí que era otro engaño voluntario más de la industria de Hollywood. Me sentí a salvo por un rato, pero aún así, no he olvidado la sensación que tuve en ese momento; esa necesidad de descubrir quiénes eran los personajes, por qué se habían grabado, cómo lo habían hecho y, sobre todo, si aún seguían vivos. Esas preguntas me atormentaron día y noche antes de descubrir la verdad, y luego de un tiempo, lo extrañé. Después de esa película y de saber que, gracias a Dios, no era real, me adentré en el mundo del cine de terror buscando más y más opciones que me hicieran sentir lo mismo que "Actividad Paranormal" aquella tarde; no por masoquismo, sino porque fue la primera película que me hizo sentir algo tan profundo mucho después de terminarla. Por desgracia, y después de tantos años buscando y viendo, no encontré alguna que realmente me asustara o, siquiera, me hiciera sentir algo o preguntarme cosas. Vi películas sobre asesinos, fantasmas, monstruos, exorcismos, juguetes, pero no sentí nada; en todas esas películas lo único que notaba era como se esforzaban por tratar de asustarme como si me dijeran: "por favor, te lo ruego, asústate". De hecho, no volví a sentir miedo por otra película jamás. Me había vuelto, genuinamente, inmune hacia el terror. Hasta que descubrí “Tusk”. La temática era un tanto distinta, no planteaba nada paranormal ni fuera de este campo terrenal, ni presentaba monstruos salidos de algún lugar extraño. De hecho, era lo contrario; todos se mostraban como personas comunes que podrías encontrar en cualquier momento por la calle. Por desgracia, era precisamente eso lo que lo volvió tan terrorífico: ¿hasta dónde pueden llegar las personas? Aún así, en algo eran similares: podías sentirte, de alguna forma, cercano a los personajes. Después de más de una hora viendo lo que, seguramente, jamás voy a olvidar, llegó por fin la ansiada pantalla en negro que anunciaba el fin de la película. Solo entonces me sentí aliviado y respiré profundamente tratando de olvidar todo lo que había visto para continuar con mi vida como si nada hubiera sucedido. Mi sorpresa fue grande cuando la pantalla en negro volvió a mostrar algo. Esos últimos minutos, donde se agregaba a la historia una pequeña escena, terminaron por destruirme la cabeza y hacer la película completamente inolvidable. La pregunta volvió a resonar en mí: ¿hasta dónde pueden llegar las personas?

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