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Como "Actividad Paranormal" afectó mi manera de ver el cine de Terror.

 La primera vez que vi "Actividad Paranormal" me oriné del miedo, literalmente. Yo todavía era niño y aún no tenía internet, por lo que nunca supe que algo así podría existir. La última película de terror que había visto, antes de esa, era la primera de "El Aro" en televisión abierta, cuando quise hacerme el valiente una madrugada y me obligué a terminarla. Para mi fortuna, no me asustó tanto como creí, así que cuando acabó, me sentí inmune hacia el terror. Hasta que un día mi madre trajo una caja de DVDs que alguna persona carente de necesidades botó en su trabajo. La mayoría estaban sueltos, sin estuche ni nombre, por lo que después de revisar y etiquetar muchos de ellos, nos encontramos con uno marcado en tinta indeleble que decía “Paranormal Activity”. Cuando lo colocamos en el DVD, por alguna razón el aparato se detuvo, así que lo apagamos y lo volvimos a encender para probar de nuevo (una práctica bastante común para nosotros en ese entonces). Por fortuna, est

Tengo el orgullo de ser peruano y soy ¿feliz?

 Hoy es veintiocho de julio, día feriado y celebración en el que nuestro himno se siente realmente nuestro. Hoy todos volvieron a recordar las notas que componen esa pieza que dice representarnos como país. "Somos libres, seámoslo siempre", cantamos para celebrar el día de una falsa independencia que un extraño proclamó. Igual que un adolescente celebra su mayoría de edad pensando que después de ello todo va a cambiar, los peruanos fingimos amar el país durante veinticuatro horas para entregarnos a la dichosa celebración de una falsa libertad. "Y antes niegue sus luces el sol", continua la pieza en nuestras voces, como si nunca nos hubieran quitado el derecho a ver el sol por reclamar lo que siempre debió ser nuestro, pero que ahora es de quienes pueden pagarlo. "Que faltemos al voto solemne", gritamos con la esperanza de que nuestra próxima elección sea una oportunidad del cambio hacia un futuro mejor que nos beneficie a todos, y no solamente a quienes lo

Las calles se convierten en un espacio publicitario electoral libre las fechas cercanas a elecciones.

Hoy me levanté sin ánimos de cocinarme algo para el almuerzo. Desde que desperté no hice más que andar como fantasma por mi casa y comer la fruta que lleva días en la mesa y nadie se atreve a comerla. Pensé en hacerme una taza de avena para complementar, pero me conformé con pensarlo, porque me dio flojera. Pasé la mañana en unas clases de Zoom a la que no presté atención porque no tenía ganas de eso tampoco. Cuando terminaron, salí a dar una vuelta con la intención de comer en el algún restaurante barato donde preparen comida de casa. Decidí tomar el camino largo porque me tenía aburrido ir siempre por las mismas calles. Me di cuenta de que había demasiados carteles publicitarios que llevan colocados desde el año pasado. Carteles sobre estreno de películas en los cines. Carteles sobre promociones válidas hasta diciembre de 2019. Carteles sobre conciertos que fueron cancelados debido al contexto del año perdido. Es como si, de tanto decirlo, el país se hubiera detenido, aunque lleva de

Los domingos por la mañana las calles huelen a una mezcla de mantequilla, orina y cerveza.

El sábado me dormí temprano. Estaba cansado por los trabajos grupales de la universidad y a las 10:00 P.M ya estaba soñando. Desperté, tal vez era la medianoche, para ir al baño. Regresé después a la cama. Moví mi cuerpo hasta alcanzar una posición cómoda en la que conciliar el sueño, pero, aunque todas lo fueran, me fue imposible volver a dormir. Al cerrar mis ojos otra vez mi mente se llenó de recuerdos y planes que tenía en la semana. Salí, entonces, a la sala con la intensión ver cualquier cosa hasta dormir. Puse la primera temporada de Bojack Horseman en la TV, pero en lugar de aburrirme hice una maratón improvisada. Detuve los capítulos cuando noté que el sol entraba lentamente por la ventana que daba hacia afuera. Apagué la TV, di un suspiro, agarré el teléfono, y lo encendí. 5:30 A.M. Lo apagué nuevamente, di otro suspiro, esperé a que la hora pasara y el sueño me venciera. Esperé una eternidad. Volví a ver el teléfono. 5:32 A.M. Me harté, fui por una polera, me puse un buso, b